
.....Paso a paso, capa a capa, con rigor y buen hacer, la mano del artesano fundidor define el alma de cada campana. Ajustadas plantillas -celosamente guardadas- definen su silueta, mientras el fuego, constantemente alimentado, endurece el material que servirá de apoyo -macho- y contención del metal para crear la forma deseada. Después vendrá la "camisa", barro y cera para conseguir un perfecto torneado. Al final con la capa -hembra- el barro acaba de cerrar el ciclo. Se prueba su tono -como el músico con su instrumento- y, en silencio, se extraen las primeras notas musicales de este singular instrumento de otra resistencia, excelente diseño y bonito sonido.
.....En cualquier pueblo, en cualquier iglesia o ermita, en cada campanario, cada campana tiene su nombre. Un nombre epigráfico o tradicional, un nombre a medida de cada pieza. La epigrafía o inscripciones y las decoraciones de las campanas es muy variada y enriquecedora, y muchas llevan escrito el año en que se fundieron, el nombre de su patrocinador, la marca del fabricante y las imágenes o relieves de santos muy significativos.
.....Las proporciones de cada campana, de mayor o menor diámetro y altura, dependerá de las condiciones del campanario donde se ha de instalar. Su ubicación en las ventanas de los campanario también es muy importante. Su peso depende de su diámetro, de su espesor de boca y de la altura. Y el yugo o contrapeso que complementa la campana, de madera o metálico, es muy importante desde el punto de vista acústico.
.....Cada autor, fundidor o fabricante, tiene sus peculiaridades y cada campana su nota o voz peculiar. Se hace sonar manualmente, alrededor-con cuerda o manos, y repiques. Hoy también mecánicamente con mecanismos eléctricos que la hacen repicar o cercar con motores continuos o de impulsos.
|